EL CICLO LECTIVO 2020, EN TERAPIA INTERMEDIA

Las clases en Madryn, entre las promesas y el Día de la Marmota

Por Lazarillo de Tormes

Como si se tratara de dos realidades diametralmente opuestas, pero que coexisten en el mismo tiempo y espacio, faltando menos de dos semanas para el inicio –al menos en los papeles– del Ciclo Lectivo 2020, aquella pintura que exhibía coloridas obras, arreglos y refacciones en establecimientos educativos de Puerto Madryn, comenzó a descascararse con la misma fuerza con la que el viento sopla sobre la debilidad de las construcciones, postergadas por el paso del tiempo y la impericia de diversos sectores.
Desde un trozo de pared que se desprendió en un histórico colegio ubicado a pocas cuadras del centro, hasta el eterno letargo de los sanitarios y los calefactores, la postal chubutense de la educación parecería haber alcanzado lo que en Estados Unidos se denomina un “all time low”, es decir, una nueva histórica marca ‘a la baja’.

Mal humor

Durante el curso del 2019, hubo escuelas de toda la provincia que terminaron el año con un tercio de los días de clase previstos para el Calendario Escolar, que totalizaba 182; ahora, la premisa parecería ser la misma, y de los 185 días previstos para el Ciclo Lectivo 2020, no se sabe si el primero de ellos, efectivamente, tendrá lugar el próximo 26 de febrero.
“¿Qué cambió?”, podría preguntarse algún ciudadano de a pie que observó cómo las ocupaciones escolares pacíficas y los encendidos reclamos de auxiliares y docentes marcaron el termómetro y el humor social el año pasado.
Lo cierto es que, a doce días de que inicien nuevamente las clases, la puja entre el sector de los educadores, nucleados mayormente en gremios como ATECh, y el Gobierno Provincial, distaría de culminar en una negociación efectiva.

La estrategia

Por el contrario, todo parecería indicar que con el depósito del incentivo docente y tal vez el pago en término de los próximos salarios, las condiciones parecerían ser ideales para que los chicos concurran a las aulas; y, en el eventual caso de que el pago escalonado –o extremadamente escalonado– continúe, la presión social recaería sobre docentes y auxiliares por “abandonar las aulas” una vez que las mismas hayan abierto sus puertas.

A puertas cerradas

Pero si de abrir puertas se trata, algunos establecimientos de la ciudad del Golfo, a excepción de los municipales donde las cuestiones estructurales fueron subsanadas, permanecerían cerrados porque dicha postal de obras, arreglos y refacciones, se habría diluido en un frasco de promesas y compromisos escritos en tinta china.
Se conoció, muy a pesar de los directivos de varias escuelas, que algunos arreglos que habían comenzado a realizarse y que fueron ampliamente difundidos a través de comunicaciones oficiales, finalmente no se concretaron, se interrumpieron o directamente nunca empezaron a realizarse.

Rápidos de reflejos

Un caso similar fue el de la Escuela 750, donde el frente de viento que atravesó varias localidades provinciales provocó el desprendimiento de parte de la mampostería de una de las esquinas; en aquél momento, es decir, hace unas dos semanas, directivos del edificio escolar advirtieron a autoridades provinciales que “la caída”, sin hablar en términos simbólicos sino concretos, podría pronunciarse por el mal estado en el que había quedado la pared exterior del edificio.
Haciendo caso omiso a la advertencia, el personal requerido “nunca vino”, esgrimieron desde el establecimiento, lamentando que, diez días después del pedido, otra porción de la mampostería se desprendiera; rápidamente, desde las filas provinciales confirmaron, a menos de 24 horas de transcurrido el incidente, que ya se encontraban reparando el sitio “afectado por fuertes vientos”, sin aclarar si acaso se referían a los que sacudieron a toda la provincia, o a las ráfagas de mediana intensidad que visitaron el Golfo el pasado miércoles por la tarde.

El Día de la Marmota

Ciertamente, los dos frentes irresolutos que dejaron a miles de alumnos sin clases durante el año pasado, parecerían haber superado la acción del viento y se mantendrían intactos, ya que no hubo modificaciones mayores al día de hoy: continúan los reclamos salariales, y continúan los pedidos de obras inconclusas, configurando un “no-tan-nuevo” escenario para el estudiantado chubutense y, en este caso, de Puerto Madryn: como suele suceder en términos generales, en Chubut la teoría es Ley; teóricamente, comenzarán las clases el 26 de febrero, y teóricamente, algunas escuelas se encuentran en “condiciones óptimas” (aunque con sanitarios fuera de servicio y sin calefacción).
Pero la teoría, llevada al terreno empírico y finalmente a la práctica, termina siendo superada por el propio peso de la Ley de Gravedad: las clases empezarían y las obras culminarían solamente en el discurso político, que suele diferir del lenguaje utilizado por la mayoría de la ciudadanía, que deberá prepararse para un 2020 donde todos seremos Phil Connors: aquél protagonista del “Día de la Marmota”, emblemático filme de 1993 que situaba al personaje principal en un “loop” temporal que lo obligaba a volver a vivir el mismo día, constantemente.

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