CREER O REVENTAR

Una nave explorará los desconocidos polos del Sol

La vida en la Tierra depende directamente del Sol. Nuestra estrella ha fascinado y atemorizado a la humanidad desde hace milenios pero el deseo de saber más sobre ella se ha visto empañado por las dificultades técnicas para llegar a ella. El Sol es un auténtico reactor nuclear y sobrevivir cerca de él un reto para cualquier artefacto. Gracias a las mejoras tecnológicas y al desarrollo de nuevos materiales los ingenieros están siendo capaces de crear naves a prueba del Sol. En la madrugada del lunes, hacia las 5 (hora peninsular española), está previsto el despegue de una de ellas. Se llama Solar Orbiter, ha sido creada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboración con la NASA, cuenta con una importante aportación tecnológica de España y, entre otros aspectos, explorará los polos del Sol, de los que obtendrá imágenes por primera vez.

Protegida por “huesos”

En el momento de máxima acercamiento al Sol, la nave se situará a 42 millones de kilómetros de distancia. Aunque la sonda Parker de la NASA, con la que trabajará conjuntamente, está más cerca, no dispone de cámaras que apunten directamente al Sol.
Para protegerse de los más de 500ºC que soportará, Solar Orbiter lleva un escudo térmico. Su estructura es de titanio y, según señala Luis Sánchez, jefe de desarrollo de la infraestructura de ciencia en tierra de la misión, lo más novedoso es que ésta va recubierta de una sustancia llamada SolarBlack, desarrollada por la empresa ENBIO y la ESA, y que se inspira en los huesos de animales. Este material absorbe el calor y evita que entre en el interior.

Saber cómo funciona

“¿Por qué lo hacemos? Porque queremos entender cómo funciona el Sol, cómo influye el entorno del Sol en la heliosfera [la región bajo la influencia del viento solar y su campo magnético] y cómo funciona la actividad solar [la corriente constante de partículas cargadas eléctricamente que el Sol libera en todas las direcciones del espacio]. Los polos son muy importantes para entenderla”, explicó Yannis Zouganelis, responsable científico adjunto de Solar Orbiter, durante un encuentro con periodistas en ESAC, el Centro de Astronomía de la ESA en Villafranca del Castillo (Madrid). “Hay un ciclo solar de 11 años pero no sabemos explicar por qué son 11 años ni por qué se crean las erupciones solares”, agregó. Entre las respuestas que quieren responder figura cómo funciona el campo magnético. Por otro lado, dice Zouganelis, «hace 60 años que conocemos el viento solar, pero no sabemos de dónde viene, cómo se acelera y propaga. También hace tiempo que observamos las manchas solares, pero hay muchos misterios de la física solar que no entendemos».

Efectos en la Tierra

Investigar estos aspectos va mucho más allá de la curiosidad científica. Como recordó Günter Hasinger, director de Ciencia de la ESA, además de suponer un peligro para la vida de los astronautas que están en el espacio, “cuando ha habido actividad solar intensa ha habido consecuencias en la Tierra”.
El científico alemán recuerda las más graves: en 1859, tras una tormenta solar, se cayó el sistema de telégrafos de Europa y América del Norte y en 1989 hubo un gran apagón en Canadá.

Ondas electromagnéticas

Y como señaló Zouganelis, ahora somos más vulnerables: “El Sol influye en todo el Sistema Solar y por supuesto en la Tierra. Si hay una erupción muy energética puede afectar a las comunicaciones, a la instalaciones energéticas y a los astronautas que vayan a viajar a otros planetas”.
“Durante el programa Apolo fuimos muy afortunados porque no hubo una llamarada solar. Si la hubiera habido, los astronautas habrían tenido problemas. Estudiar el Sol nos ayudará a determinar cuándo es más propicio viajar a la Luna o a Marte”, añadió Hasinger.
Solar Orbiter trabajará conjuntamente con la nave Parker, que fue lanzada en agosto de 2018.

Fuente: El Mundo

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