HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

El día que las máquinas no tengan el poder

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

La carrera hacia un futuro que se nos escapa a cada segundo va dejando baches, que sino nos ponemos firmes, lograrán aislarnos cada vez más y dejar en la tecnología algunas decisiones que no creo conveniente abandonar.
Hay un caso famoso, o por lo menos yo lo he escuchado un par de veces, que puede ejemplificar perfectamente este pensamiento.
Corría el año 1983, exactamente un 26 de septiembre a las 00:14 horas, un día como cualquier otro, cuando seguramente por estos lares estaríamos descansando luego de una jornada soleada de primavera. Pero en Rusia no era Primavera y tampoco se vivían tiempos tan apacibles, eran tiempos de plena Guerra Fría.
Como les decía, justo en ese minuto un satélite soviético dio la alarma que tanto habían esperado y temido: un misil balístico intercontinental americano se había lanzado desde la base de Malmstrom (Montana) y en 20 minutos alcanzaría el territorio de Rusia.
Stanislav Petrov estaba a cargo del bunker Serpukhov-15, el centro de mando de la inteligencia militar soviética desde donde se coordinaba la defensa aeroespacial rusa. Petrov, teniente coronel del ejército soviético, tenía como misión verificar y alertar de cualquier ataque a sus superiores, proceso que iniciaría el contraataque con armamento nuclear a los Estados Unidos.
Petrov escuchó la alarma, vio los reportes y pensó que debía tratarse de un error porque no tenía sentido que los americanos atacaran con un sólo y único misil. Pero esa presunción no duraría mucho, minutos más tarde los monitores indicaron que cuatro misiles más se dirigían hacia Rusia.
Petrov, con una inusual calma, volvió a pensar que las computadoras podían equivocarse y que seguía siendo raro que sólo fueran cinco misiles cuando Estados Unidos tenía cientos. ¿Y qué hizo? Nuevamente decidió esperar, desobedeciendo el estricto protocolo soviético para estas emergencias.
Demás está decir que pasaron los minutos y no se vio tal destrucción. Finalmente se descubrió que era una falsa alarma causada por una rara conjunción astronómica y que había despistado al falible satélite.
Pasada la emergencia y solucionado el inconveniente técnico, le preguntaron a Petrov por qué no había dado la alerta, y el soldado ruso contestó simplemente: “La gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles”. Su superior le dijo que sería homenajeado por evitar la catástrofe.
Pero la historia nunca es como la cuentan o como quisiéramos que fuera. Este incidente avergonzó tanto a los altos cargos soviéticos, por haber sido desobedecidos, que consideraron que el teniente coronel Petrov se había equivocado en su decisión, por lo que le exoneraron del ejército. Hoy Stanislav Petrov vive solo y olvidado en un pequeño departamento en Friasino, un diminuto pueblo a 40 kilómetros de Moscú, el hombre que gracias a su sangre fría, intuición e inteligencia evitó posiblemente una guerra nuclear. ¿Qué hubiera hecho una máquina con una subrutina de respuestas preprogramadas? Probablemente no lo hubiéramos sabido nunca.
Ya pasaron más de veinte años y Petrov sigue afirmando que no hizo nada extraordinario, que simplemente hizo bien su trabajo y que no se considera un héroe.
Pero alejándome de temas tan poco abarcativos como una lluvia de misiles nucleares sobre las ciudades rusas, me sigue molestando que me atiendan voces metálicas cuando llamo por teléfono, ni siquiera soporto mucho a los contestadores telefónicos. Será porque no puedo interactuar con ellos, como sí podía hacerlo una amiga, que hace unos años se le había cortado la línea y me pidió mi teléfono para pedir reparaciones, marcó el 114, escuchó la grabación que le pedía que repitiera el número del teléfono descompuesto y al terminar y antes de cortar, le dedicó a la grabación un sentido “muchas gracias”. Mi cara debe haber sido muy indicativa porque me miró y me dijo: “¿Qué pasa? ¿Una no puede ser amable con la operadora?”

Nota del Autor: Esta artículo está basado en la nota “El hombre que evitó una guerra nuclear” escrito por Omalaled para el sitio web Historias de la ciencia: http://historias-de-la-ciencia.blocat.com

ÚLTIMAS NOTICIAS