LAS PETROLERAS APELAN A UN BARRIL ´CRIOLLO´ QUE LES GANATICE LA CAÍDA DEL PRECIO INTERNACIONAL. NACIÓN EVALÚA SI CORREPONDE ESE ´SUBSIDIO´ ANTE LA VOLATILIDAD DE LOS MERCADOS. HACE UNOS MESES EL BRENT COTIZABA A U$S 70 Y NO SE NOTÓ UN AUMENTO EN LAS INVERSIONES DEL SECTOR. AFIRMAN QUE LA GUERRA DE LOS ´TITANES PETROLEROS´ VIENE PARA LARGO

Todo lo que sube, baja

Por Trivia Demir

La marcada caída del precio del petróleo Brent, de referencia para el mercado argentino, llevó a que las petroleras del país soliciten al gobierno a un encuentro para analizar estrategias que permitan paliar la crisis. Hasta ayer, sólo se dio a conocer oficialmente un mitin entre el poder central y ministros provinciales. Aunque afirman que a partir de allí se avanzará con el sector. El objetivo sería instrumentar mecanismos que permitan tanto proteger las fuentes de trabajo, como garantizar los niveles de producción, que en el caso de Chubut significa ingresos por regalías. Precisamente esos factores son los que la caída del precio del Brent pone en riesgo directo dado que al situarse por debajo del costo de los desarrollos nacionales, amenaza con llevar a un freno total en la actividad nacional y con ello a despidos masivos, si los valores internacionales se trasladan a la cotización local.

Subsidio dudoso

Pese al anuncio de la reunión nacional, sin embargo al cierre de esta edición no había novedades en puerta de cómo hará el gobierno de Alberto Fernández, para, en el marco de la crisis nacional, sostener a una industria tan costosa, y es probable que el gobierno nacional esté dispuesto pero no pueda financiar la debacle de mercado internacional de un solo sector industrial, por más importante que sea en términos de mano de obra. Después de todo el precio del crudo así como ahora cayó, antes estuvo muy por encima del barril ´criollo´ que ahora se busca.
El análisis que debe hacerse es que el precio actual del Brent no significa que Vaca Muerta dejó de ser atractiva. Una de las maneras más fáciles de graficarlo es repasando los datos de los primeros dos meses del año: en enero, el precio del Brent superó la barrera de los 70 dólares por barril, en febrero bajó a 53 dólares y a fin de mes mostró un repunte y rozó los 60 dólares. Y cuanto esto sucede nadie se alarma con las diferencias de ´ganancias´, pero cuando baja de $50 inmediatamente se busca que el estado absorba las pérdidas.
La conclusión técnicamente hablando es que el precio del petróleo es volátil y así como esta semana su valor se desplomó, hace unos meses la realidad era otra. Claro que su valor funciona como termómetro en la industria, para los desarrollos no convencionales piden un piso mínimo de 50 dólares, pero, así como no se aceleraron los desarrollos con el Brent a 70, tampoco se espera que Vaca Muerta se vacíe de empresas de la noche a la mañana.
Del mismo modo con el convencional. En Chubut por ejemplo la mayoría de las apuestas productivas migraron a Vaca Muerta y hoy prácticamente no se registran nuevos pozos. Sólo se mantienen parte de los que había produciendo, tratando de explotar lo menos posible cuando el valor está a la baja, más allá de los compromisos de inversiones a los que están atadas las empresas de acuerdo a los contratos que concesionaron el recurso.

Titanes en el ring

Afirma el analista Pablo Maas* que “La guerra de los titanes petroleros por la supremacía aumenta la incertidumbre”. Los mercados financieros no habían tenido desde la Gran Recesión de 2008/2009 una caída tan brutal como la que experimentaron el lunes negro del 9 de marzo. Las bolsas mundiales ya venían sacudidas por la epidemia del coronavirus. Pero el pánico vendedor se desató tras conocerse la noticia de que el viernes 6 habían fracasado las negociaciones entre Arabia Saudita y Rusia, segundo y tercer mayor productor mundial respectivamente, para acordar reducciones en la oferta mundial de petróleo. En un cambio súbito de táctica, los sauditas anunciaron descuentos de precios para sus clientes y un aumento en la producción a partir de abril. En suma, desataron una guerra de precios con su antiguo socio.

Efectos colaterales

El choque de titanes provocó un desplome del 25% en los precios del crudo el lunes, seguido de una recuperación parcial el martes. Pero si se compara con el comienzo del año, los precios están 40% abajo. ¿Y por qué el pánico? Después de todo, el petróleo está ahora mucho más barato que antes, lo que debería actuar como un bálsamo para la economía internacional, incluso compensando la presión recesiva de la epidemia del coronavirus. Los shocks petroleros del pasado, como en las décadas de 1970 y 1990, incluyeron fuertes aumentos de precios, no rebajas. Las recesiones se desataron a causa de las transferencias de ingresos de los países importadores, principalmente Estados Unidos y Europa, hacia los países productores en Medio Oriente. Los países consumidores/importadores de petróleo se veían forzados a reducir el gasto, mientras que los productores/exportadores aumentaban su ahorro. El efecto neto era una caída en la demanda agregada mundial.

Una industria en reconversión

Ahora, sin embargo, las condiciones han cambiado. Las economías de los países ricos, observa The Economist, son menos dependientes del petróleo que antes, en el sentido de que se necesita mucho menos crudo para producir un dólar de producto que antes. En segundo lugar, Estados Unidos no solo ya no depende del petróleo importado, sino que se ha transformado en el primer productor mundial, gracias a la revolución del shale oil de la última década. Más de dos tercios de los 11 millones de barriles diarios que produce Estados Unidos provienen del petróleo no convencional, obtenido por la fractura de rocas y otras técnicas.
Pero el petróleo estadounidense es también el más caro de extraer y según algunos analistas, la movida de los rusos de negarse a acordar con los sauditas y hacer bajar los precios responde principalmente a su deseo de eliminar a un competidor y ganar participación de mercado en el mediano plazo. De hecho, las empresas estadounidenses que producen petróleo no convencional son numerosas y relativamente pequeñas. Están además muy endeudadas y una caída persistente en los precios durante este año podría fácilmente llevar a quiebras masivas. Este es un impacto recesivo que los mercados financieros están considerando en estos días en que las cotizaciones parecen moverse al ritmo de una montaña rusa.

La moneda fuerte internacional

Y se trata de una montaña “rusa”, literalmente, porque Rusia ha hecho grandes esfuerzos en la última década para aumentar su producción y volver a ser la gran potencia petrolera en que se había convertido la Unión Soviética. David Fickling, un experto en energía que escribe para Bloomberg, ha recordado que mucho de lo que se está jugando en estos días es una vieja rivalidad de medio siglo entre Rusia y Arabia Saudita por la supremacía en el mercado petrolero mundial. En setiembre de 1985, el jeque saudita y legendario estratega petrolero Ahmed Zaki Yamani, tomó la decisión de inundar el mercado, lo que hizo colapsar los precios y privó a la URSS de US$ 20.000 millones anuales, uno de los principales golpes que recibió su economía y que eventualmente condujo al colapso de su régimen socialista. Privada de sus yacimientos en las nuevas repúblicas independientes en el Cáucaso y Asia Central, Rusia consiguió recién en 2007 recuperar una producción petrolera superior a los 10 millones de barriles, en pie de igualdad con Arabia Saudita.
Las conmociones financieras y la aguda incertidumbre económica que se ha apoderado de la economía mundial muestran hasta qué punto el petróleo sigue siendo un elemento decisivo en la geopolítica de las grandes potencias. El precio del viejo e impactante crudo sigue siendo una variable fundamental que puede elevar una economía al auge o arrojarla a la recesión. La Argentina, con Vaca Muerta, es un buen ejemplo. Hasta que no se asiente el polvo y se alcance una tregua en la guerra de los titanes petroleros, continuará la incertidumbre sobre el que posiblemente sea el precio más decisivo para la marcha de la economía internacional. Habrá que ver…

Fuentes: NA, Río Negro, *El Economista, propias

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