Masivo rechazo a encerrar a los mayores de 70 años en sus casas
Desde que el presidente Alberto Fernández anticipara que iba a habilitar a que las provincias, a su propio criterio, pudieran administrar sus propias cuarentenas, algunos funcionarios comenzaron a pergeñar los más inesperados esquemas, como el que se vivió en Puerto Madryn este viernes pasado, cuando el ministro Massoni decidió vallar todo el centro de la ciudad sin ningún tipo de justificación.
En este marco, desde este lunes 20, en la Ciudad de Buenos Aires, los mayores de 70 años deberán tener un permiso especial para circular por cualquier vereda porteña. Es que, amparados en un supuesto relajamiento de la conducta ciudadana, el Gobierno de Rodríguez Larreta decidió implementar el Permiso de Circulación obligatorio y específico para los mayores de 70 años, con la intención de disuadirlos de salir a la calle y garantizar de esta forma el distanciamiento preventivo ante posibles contagios.
Medida que ha levantado una verdadera tormenta de críticas y que muchos temen que se pueda implementar en Chubut, donde ya se ha demostrado la impericia para administrar y hacer cumplir el aislamiento social, preventivo y obligatorio dictado por el Ejecutivo nacional.
Voces en contra
Es que, si bien los mayores de 70 años representan el grupo de mayor riesgo en la pandemia del coronavirus, recluirlos en sus hogares es una medida tan extrema como resistida. Intelectuales de todo el mundo se han opuesto a esta propuesta; mismo en Alemania, uno de los países que siempre miran los argentinos para compararse, la canciller Angela Merkel fue tajante al respecto: “No voy a entrar ni siquiera en el debate que se ha generado en torno a ese punto. Encerrar a nuestros mayores como estrategia de salida a la normalidad es inaceptable desde el punto de vista ético y moral».
Un rechazo que se replicó en Argentina, reflejado en sus principales intelectuales y referentes del Derecho, superando cualquier barrera ideológica que los separe. De esta forma, desde Beatriz Sarlo a Luis Alberto Romero, pasando por Marcos Aguinis, Graciela Fernández Meijide y Alcira Argumedo, decenas de personalidades cuestionaron la medida del gobierno porteño.
La siempre polémica Sarlo comparó la medida con un estado de sitio selectivo: “Impide la movilidad de sus habitantes por el territorio. Que yo sepa, sin aprobación de la Legislatura. La Constitución debe estar volatilizada o le agarró el coronavirus”, expresó.
Por su parte, el escritor Marcos Aguinis si bien consideró que la cuarentena inicial dispuesta por el gobierno nacional “fue oportuna y positiva”, sostuvo que la restricción a los mayores de 70 «fue planteada en forma inadecuada, porque parece considerarlos como un sector condenable de la sociedad, un sector que molesta”, añadiendo que “denigran a los mayores”.
A su vez, Graciela Fernández Meijide declaró que se trata de “una medida absurda, e impracticable”, y afirmó: “Hay detrás de esta idea una vibra autoritaria frente a la que reacciona cada fibra de mi cuerpo”. Y adelantándose a una posible desobediencia civil amenazó: “Que me detengan, a ver dónde me mandan. ¿Van a amontonarnos dónde?”.
En la misma dirección Alcira Argumedo escribió en las redes sociales. “Miren que los mayores de 70 fuimos los jóvenes de los 60´. Vamos a resistir: no nos encerrarán!!! «.
Desafío al que se sumó el periodista y analista económico Dardo Gasparré: “No tramiten ningún permiso. Que la policía tenga que detener a 100.000 viejos por día”, manifestó desde su cuenta de Twitter, añadiendo: “Con la misma indiferencia con que hoy se analiza la prisión domiciliaria de los viejos, fue creciendo el nazismo hitleriano”.
Juan José Sebreli, en declaraciones a Infobae, si bien aseguró que votó a Larreta y volvería a hacerlo, admitió que esta vez se había equivocado y fustigó la medida: “Me parece un disparate. Es discriminación a los ancianos. Yo sufrí toda mi vida la discriminación. Discriminación por ser antipopulista en un país populista; por razones sexuales… Toda mi vida fui discriminado y ahora, al final de la vida, cuando por primera vez logro disfrutar de la libertad, vuelvo a ser un prisionero domiciliario”, se lamentó y también llamó a incumplir la norma: “Incito a todos los mayores de 70 años, que somos millones, a que desobedezcan esta ley. Y esto no es ser antidemocrático; la democracia instauró como una de sus leyes la ley de desobediencia civil. Yo estoy dispuesto a salir a la calle todos los días e incito a todos, que somos millones, a hacer lo mismo”.
El historiador Luis Alberto Romero consideró que la medida “fue tomada en el estilo de los médicos sanitaristas, que históricamente siempre ha sido drástico”, añadiendo que “esto lleva no al fondo de la medida sino a la forma: la prohibición, el papel para circular, el interrogatorio telefónico, el policía que puede detenernos en la calle. Parece tomado de una película sobre el nazismo o los regímenes comunistas”.
En tanto, el escritor y diplomático Abel Posse entiende que se trata de una medida exagerada. “Le van a dar al encierro un golpe de llave”, graficó. “Podría hacerse de una forma más suave, me parece que esta forma de control continuo es ridícula”, dijo.