EL EX DEFENSOR ANALIZÓ LA SITUACIÓN DE PERSONAS PRIVADAS DE SU LIBERTAD

Pérez Galimberti: “La dignidad de las sociedades se mide por cómo tratan a los presos”

Ante el debate sobre si está bien o mal otorgar prisiones domiciliarias para las personas que están privadas de su libertad, en el marco de la propagación del coronavirus en Argentina, varios actores de la sociedad han manifestado su opinión al respecto. En Chubut una de las personas calificadas para referirse a dicha temática es Alfredo Pérez Galimberti, ex titular del Ministerio de la Defensa Pública de la Provincia.
En una entrevista con El Diario, el ex defensor general hizo referencia a la particularidad que tienen los centros de detención, lo que implica estar privado de la libertad y también manifestó su postura respecto al debate sobre las prisiones domiciliarias en el país.

El Diario: ¿Qué función tienen los centros de detención?

Alfredo Pérez Galimberti: La prisión es una jaula, es un lugar horrible. Pero hasta ahora no hemos inventado un sistema de castigo para los casos grotescos diferente. Mientras no tengamos una alternativa y no dispongamos de algo diferente, que funcione mejor que lo que funciona una prisión, tendremos prisiones. La pena se cumple en prisiones.

ED: ¿Qué implican las prisiones domiciliarias?

AF: El sistema de ejecución de la pena es un sistema dinámico, que supone que una persona ingresa en un estado determinado y después, de acuerdo a su conducta y al concepto que merece, va evolucionando hasta que tiene salidas transitorias antes de la pena, salidas anticipadas y finalmente libertad condicional. Es decir, que cumple una parte de esa pena de prisión fuera de la cárcel. Esto tiene muchas alternativas diferentes y depende si el hombre es reincidente o no lo es; depende de si para el delito en cuestión se habilita la libertad condicional, porque en los últimos años se ha recortado la posibilidad de tener libertad condicional a una cantidad de delitos.

ED: ¿Qué análisis tiene respecto a los pedidos de prisiones domiciliarias por la propagación del coronavirus?

AF: En este marco donde estamos enfrentando una pandemia la situación es crítica en todo el mundo. Uno puede leer en los diferentes portales informativos que Brasil ha liberado unas 30.000 personas, Estados Unidos también ha liberado miles de personas y muchos países han acudido a tomar esta decisión porque la pandemia dentro de una cárcel es realmente incontrolable. Hay que ver cuál es la realidad de cada lugar y en función de eso tomar decisiones. En Argentina todavía pareciera que estamos en una etapa primaria. Han aparecido algunos casos en una cárcel nacional y en el resto de las prisiones argentinas no hay personas infectadas.

ED: ¿Qué se debería hacer en estos casos?

AF: Las recomendaciones de todos los organismos internacionales es evitar el hacinamiento y que se descongestionen las prisiones que si bien no están hacinadas tienen mucha población penitenciaria. El hacinamiento es un tema que no se puede consentir, porque todavía la dignidad de las sociedades se mide por cómo tratan a dos sectores muy vulnerables, que son las personas con enfermedades mentales y las personas que están privadas de su libertad. En ese punto, lo que se trata es que la infección no ingrese a la cárcel y por eso se cortaron las salidas laborales, las salidas transitorias y todas las personas que estaban gozando de este tipo de salidas que forman parte del régimen progresivo de la ejecución de la pena han debido quedarse dentro. Las personas que estaban en condiciones de salir en libertad condicional han quedado afuera. Se han cortado todas las visitas y así como nosotros no podemos visitarnos con nuestros hijos, las personas privadas de su libertad no pueden recibir visitas.

ED: ¿Se puede hablar de manera generalizada sobre los pedidos de prisiones domiciliarias?

AF: Hay que ser muy cuidadoso con las decisiones y hay que trabajar caso por caso. Mientras no haya un brote de infección que ingrese en alguna prisión hay que tratar de mantener la cuarentena como está fijada y buscar por todos los medios que las personas detenidas puedan comunicarse con sus familiares, si hay alguna manera de crear un protocolo para que puedan tener visitas a través de un cristal o lo que fuere, tratar de armarlo. Lo que no se puede es generalizar y mucho menos las campañas contra las libertades anticipadas. Esto es un verdadero disparate y forma parte de las campañas de odio, que lamentablemente todavía tienen lugar en nuestro país. Las personas privadas de su libertad son personas y si hay decisiones que se toman sobre su libertad, las toman autoridades judiciales y no las toman las autoridades políticas.

ED: ¿Cuál debería ser el análisis sobre la situación de las personas privadas de su libertad en este tipo de casos?

AF: La pandemia se enfrenta con medidas que restringen derechos en todos los sentidos. Si bien un ciudadano tiene derecho a que la pena de un sujeto que ha quebrantado las normas se cumpla íntegramente, porque esto es parte de la política criminal, también debe entender que puede haber restricciones porque una cárcel no puede estar hacinada. Invertir en cárceles es un disparate que a nadie se le ocurre y el problema carcelario en Argentina es un problema sumergido. Las cárceles argentinas son espantosas, son lugares de disposición más que otra cosa. No hay miradas en darle herramientas a las personas para que vuelva a conectarse con la sociedad, salvo casos muy contados.

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