UN 1ERO DE MAYO AGARRADITOS DEL MOUSE Y COLGADOS DEL MAPA. LA REFORMA LABORAL PENDIENTE EN LA ARGENTINA, Y EL TENDAL QUE DEJARÁ EL HOME OFFICE. CHUBUT, ACOSTUMBRADAMENTE LENTA Y DESCONECTADA ANTE UNA REVOLUCIÓN DIGITAL QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE. LAS NUEVAS REGLAS QUE DEPENDEN POR AHORA DE ´LA BUENA VOLUNTAD´ CONTRACTUAL

Relatos no autorizados: Día del Trabajador entre teleasumidos y virtuales des-empleados

Por Juana de Arco*

El virus paró la vetusta máquina industrial, trabó el engranaje y activó la perilla de la existencia binaria que arrastra la nueva era. Y todo trabajo y trabajador que no pueda meterse adentro de una computadora, -la nueva ´caja de herramientas´ por excelencia-, posiblemente deje de sobrevivir, y que lo anote Nostradamus al pie, si es que se le pasó el detalle.
Si la era industrial nos bajó hace siglos el mensaje que entrábamos en “el mayor proceso de transformación económica, social y tecnológica de la humanidad desde el Neolítico”, nos mintió Hobsbawm y se quedó corto Marx, sus Grundisse se estamparon contra los plagios del Wikipedia, y al manual de El Capital le afanaron los anexos.
No dimensionamos ni cerca las transformaciones laborales y sociales que ya están plantadas en la vacuna aún no descubierta. Y las recetas que deleitaron al mundo ganador labradas en el manifiesto capitalista de Adam Smith ahora son recreadas en app, y chorreadas con la salsa velada que bate Bill Gates por redes. Todos extirpados de vesícula y esperando un trasplante de hígado. Todos afectados.

El chip en el ADN inservible

Está quedando demostrado. El ser es un caduceo aún intraducible que empezó a convertirse en serpiente. La impresora 3D ya escupe desde instrumental quirúrgico de alta precisión y bajo costo hasta turbinas de avión, y es cuestión de años nomás para que reemplace completamente la precisión artesanal. Los modelos SLA y DLP basadas en open source, como la B9 Creator, o los innumerables modelos low-cost que ya existen comercializados por formlabs, me ´rompen la cabeza´ de entusiasmo, pero que quiere que le diga, en el fondo de mi galpón donde reposan los fierros, a esta nueva industria ya les veo cara de enemigos de mis amigos prototipados y al filo del descarte.
Los ´informales´ se apretujan en los buscadores y saltan a youtube desde un andén excesivamente superpoblado: profesores de yoga, de artes marciales, decoradores, deportistas, artistas, literatos, filósofos, pensadores y cientos de constructores de la sensibilidad humana buscan no perder el tren del entusiasmo, aguantando los coletazos del cambio a fuerza de tutoriales en su mayoría gratuitos. A la par, los ´alimentadores´ de los nuevos autómatas que está terminando de empaquetar la cuarentena global, apelan al delivery, sorprendente enlazador de mundos que no trafican ya sólo pizzas o empanadas, sino todo tipo de perecederas satisfacciones. Los profesionales (contadores, escribanos, abogados, asesores) se aferran a un sistema que suponen un madero con ´flotación presunta´, que tarde o temprano los ayudará a recalar en una costa probable.
Por fuera de las pantallas ya hay fantasmas que flotan en el limbo de esta muerte súbita de la vida que conocíamos: psicólogos, terapeutas, esteticistas, peluqueros, asesores de imagen, guías religiosos, todos ensayadores de una güija que les permita nuevos ´contactos´ para seguir siendo.

Pocos respiran tras el barbijo

Y si hasta ahora conmemorábamos internacionalmente todos los 1º de mayo aquel día que en 1886 los «Mártires de Chicago» fueron ejecutados en Estados Unidos por realizar un reclamo laboral poniéndole el pecho a las balas y a sus derechos; a partir de 2020 es probable que la fecha se convierta en el martirio de los no binarios y el principio del fin del recurso ´humano´ como se conocía.
La reforma laboral mundial y sobre todo nacional en manos de los gobiernos, quedó pendiente y ahogada en alcohol en gel. La emergencia sanitaria pulverizó los papeles y el sistema, y nos empujó por un tobogán donde la caída incluye descuentos de salarios, precarización, oleadas de despidos y aterrizaje de bruces en la pila de los descartables según la pendiente adaptativa del home office.
En Argentina, según CIPPEC, el porcentaje de trabajos que tienen el potencial para realizarse desde el hogar se encuentra entre un 27 y un 29% de los totales. Aunque, si se considera la cantidad de hogares con uso efectivo de computadoras, la cifra se reduce a 18%. La lógica se basa en la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH). De casi 12 millones de trabajadores, más de 3 millones de laburantes se dedican a actividades que podrían ser realizadas desde el hogar, ´pero casi 9 millones no puede trasladar sus tareas diarias al mundo digital. Una joda y de las malas. Una gillette en el tobogán por el que nos lanzó la sopa de Wuhan.
Y no me jodan con que nos va a hacer más solidarios! “Yo puedo hacer home office y disfrutar mi nuevo estatus, así que…lo demás son fake news”, dice mi vecina maquillada pero en pantuflas y totalmente convencida. Aunque Albrieu insista con que el potencial para el teletrabajo es machista (sube a 34% en el caso de los hombres pero desciende a 25% en el caso de las mujeres), o que discrimina y acentúa las asimetrías (el 10% más rico concentra el 20% de los teletrabajos, mientras el 10% más pobre aporta menos del 3% de lo que se puede hacer a distancia). Está claro que la selectividad va a ser demoledora. Basta pensar que la pobreza ni siquiera te permite pensar en tener la “caja de herramientas”, que es la computadora y que los ´teleempresarios´ descuentan que debes aportar a tu esfuerzo adaptativo. Primer paso para intentar la supervivencia activa. La nueva conjugación relativiza la carne: Yo me adapto, tú no sé si te adaptas, vosotros intentadlo, ellos no importan.

Chubut sin modem

Y si seguimos hurgando entre los condicionantes, tarde o temprano comprenderemos que nadie está del todo a salvo de la desaparición, ni mi vecina enchufada. Basta analizar que el escenario provincial es chiquito al lado de la entropía que inspiró el slogan de la Ley de Murphy o el célebre epígrafe en ´El ascenso de la Yerupaja´ de Sack. Acá, en territorio, realmente todo lo que puede salir mal, sale mal o peor que mal.
Si ya sos un teletrabajador presuntamente salvado, y copado con tu realidad hogareña y contás con tu inversión personal en equipamiento para la empresa que no te asiste ni te reconoce esa parte, considerá que todo es relativo. Sino, decime porque te inquieta tanto la falta de titilado del modem. Ya lo advirtió no sólo Nico, sino la propia Cámara Argentina de Internet (CABASE) hace dos años al dar a conocer las diferentes velocidades de conexión en las distintas provincias del país. Ergo: Chubut era la más lenta con un promedio de 5,4 MB muy lejos del promedio nacional, 13,1MB. Lo curioso es que, según explicó Graizer, aunque Grazzini lo siga evaluando, no se puede ir más rápido ni llegar a nuevas localidades por problemas que no son de inversión sino de permisos municipales (para realizar tendido de cableado, por ejemplo), provinciales, de vialidades, de uso de los postes o de la imposibilidad de usar los frentes de fachada en algunos lugares. La merda! Me caigo de espaldas y me lesiono un seno, dijera Claudia.
Y aunque Massoni afirme que lo bueno de estar lejos del 5G es que tenemos sólo tres contagiados y en descenso, porque el virus no circula por su jurisdicción precintada; la otra mitad del vaso nos muestra que estamos demasiado cerca de los Juegos del Hambre. Si la tasas de Desocupación presentada en el PE 2018/2019 ya mostraba indicadores preocupantes en el conglomerado Comodoro-Rada Tilly con 4,0% de desocupación (con 18,0% de mujeres paradas y trastocando la principal franja productiva ´sin producir´, afectando a personas de 20 a 29 años -51,3%- y de 30 y 49 años con una participación del 23,6%). Mientras que en el conglomerado Rawson-Trelew la cosa ya se veía alarmante con de 12,5% sin laburo (de las cuáles el 35% de esa desocupación era femenina, y donde las edades de más del 40% de desocupados en general oscilan entre los 30 a los 49 años y el 32% restante entre 20 y 29 años), lo que se suma con la pandemia es inmedible.
(Ver https://www.estadistica.chubut.gov.ar/home/archivos/Informes/Panoramas_estadisticos/32Panoama.pdf )

Cuál periodismo

En toda esta joda, el virus también aceleró la transformación de los medios de comunicación, que en algunos casos incrementaron sus audiencias y hasta su credibilidad, en el marco de una mayor orientación hacia lo digital, pero se les empezaron a venir en picada los ingresos. Pepe Cerezo, especialista y director de la consultora española Evoca, tiró en su conferencia virtual en la charla sobre “El impacto de la pandemia en la prensa”, que organizó ADEPA, “…se quebró el modelo de la mayor audiencia, más publicidad”, y mostró el botón de muestra que ya es EEUU y Europa ante el espanto de los clarines y las naciones. Hay más clicks, pero menos permanencia. Hay más información, pero menos análisis. Hay más circulación pero menos injerencia en la opinión pública. Verizon Media (HuffPost y Yahoo News) creció un 80%, BuzzFeed News aumentó un 44% y USA Today un 30%. Pero el Financial Times creció 250%, y The New York Times, The Wall Street Journal y The Los Angeles Times, entre otros, duplicaron su tráfico. Sin embargo, nada de toda esa vorágine se reflejó en la publicidad, que sigue cayendo. Qué viene entonces? Seguir bajando los costos. Casi todos echarán mano del papel y ordenarán que se envuelvan los huevos con otro material, pero después irán por el recurso humano indefectiblemente. Finitud de empresas líquidas que se irán evaporando también al ritmo de la falta de compromiso, o terminarán diluidas en el mar del montón, por falta de creatividad.
Donde no basta la adaptación de momento, el aggiorne de diseño, ni el acelerado redireccionamiento por redes, donde falta mucho para aclarar reglas. «Hay una agenda en términos de infraestructura de telecomunicaciones, contenidos y regulación del espacio digital que no puede demorarse más», advirtió recientemente el senador chubutense ´de riesgo´, Alfredo Luenzo, con buena intención, pero poco eco por ahora.

¿Quién piensa el nuevo “contrato social”?

Lo que viene requiere menos wifi y más reflexión. Menos información y más conciencia. Filósofos que hayan superado las veredas este-oeste y norte-sur, y se paren en el charco de la indolencia de las nuevas luchas contraculturales. Y pragmáticos que salpiquen despiadadamente desde ahí la tregua posible, mientras algún oficio se atranque todavía por el cable de red y permita la duda. Del coronavirus este deberíamos salir supervivientes, pero siempre inoculados a la deshumanización y resistentes a nuevos sometimientos. En fin, tiempos duros, pero apasionantes. Lo dice un 1ero de Mayo la primera des-empleada de este sitio y en esta noche del alma, que agradece el insomnio iluminador de poder pensar, mal o bien, pero por sí misma.
Como decía Camus, ´En las profundidades del invierno también podemos aprender que en uno habita un verano invencible´.

*Soy Juana de Arco,…y ceniza de tantos

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